El pasado 1 de diciembre, Ahmed Ali Darraz acudió al instituto Medina Azahara para hablar al alumnado de 3º de ESO sobre su vida, que, a pesar de ser relativamente corta, es también bastante tormentosa. Esta charla se organizó con motivo del Día de los Derechos Humanos, que se celebra el 10 de diciembre.

Vino acompañado de Mª Jesús Monedero, profesora jubilada, que forma parte de la ONG Amnistía Internacional, dentro de la campaña Valiente, sobre Defensores de Derechos humanos y la Educación en Derechos humanos. Ella lo presentó y le ayudaba con su expresión y comprensión.

Cuando terminó de hablar, contestó a las preguntas de los alumnos y profesores y dejó claro, entre otras cosas, que no se arrepiente de haber tomado las fotos por las que lo condenaron.

Ahmed Alí Darraz es un chico joven, de 25 años, con pelo largo y piel morena. Es de estatura media y delgado. Habla español, pero no lo domina tan bien como el inglés. Es licenciado en Computación e Información por la Facultad de Medios de Comunicación de El Cairo. Tiene una voz muy baja, y por ello, los oyentes tuvimos que estar en absoluto silencio. Ahmed Alí Darraz nació en Egipto y llegó a España hace aproximadamente un año. Tuvo que huir de su país debido a que lo condenaron a 25 años de cárcel en un juicio en el que él no estaba presente en octubre del 2015. Había sido arrestado en septiembre del 2014 por trabajar fotografiando violaciones de los derechos humanos por parte de fuerzas de seguridad de su país para una revista. Pasados 5 días, fue liberado. El trabajo de Ahmed apareció en medios de noticias como Al-Masdar News Network, Diario de al- Tahrir, Veto Noticias, etc. Trabajó también para la Comisión Egipcia por los Derechos y las Libertades, una organización de derechos humanos establecida en 2013. Si vuelve a su país, sería directamente encarcelado.

Vino a España gracias a la campaña Amnistía internacional, que defiende los derechos humanos. Cuando llegó, el Estado Español le concedió un permiso de estancia de un año. Una vez finalizado este año, le permitieron por un periodo de tiempo (en el que se encuentra ahora) vivir legalmente en nuestro país mientras decide si quedarse aquí o volver a Egipto.

Cuando vino a España, no solo dejó su país, sino que también dejó sus amistades, su familia, un pasado y una vida que independientemente de los “delitos” que, supuestamente, hubiese cometido, le pertenecía.

Antes de llegar, ya hablaba un perfecto inglés, que según nos contó en la charla, le ayudó mucho para seguir adelante.

Es muy valiente el gesto de Ahmed de no dejar su trabajo sabiendo el peligro que corría y también el hecho de ir a un instituto a contar su experiencia.

La historia que nos contó fue muy emotiva y la actuación de Amnistía internacional es ejemplar, ya que buscan soluciones a grandes problemas para un gran número de afectados.

Alberto Barra Delgado 3º ESO B

TRISTE PERO VERDADERA HISTORIA

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